jueves, 31 de enero de 2008



El aspecto borroso de la fotografía nos da a entender que el hombre a pesar de ser inválido, está corriendo a una velocidad bastante inusual, dada su condición física. Otra razón para confirmar esto, es el hecho de utiliza gafas con lentes suficientemente grandes para cubrirle sus ojos e impedir la entrada del aire y de la arena. Aunque esté cortando el viento a una velocidad extrema, la fotografía nos permite observar su expresión facial. Esta expresión inspira confianza, respeto y además nos muestra a un hombre que conoce su camino, un hombre que no se rinde, que lucha y luchará por siempre para defender en lo que él cree. Una persona excepcional que indudablemente se esmeró para continuar haciendo lo que a él le fascina, correr. Un espacio en el que él se siente libre, un mundo que deseamos conocer en algún momento de nuestras vidas.

La fotografía nos muestra a un hombre y a una mujer, ambos arrodillados en la tierra, aparentemente venerando y alabando un pequeño racimo que pronto crecerá y se convertirá en el hogar para muchos animales. Básicamente un aporte positivo a nuestra naturaleza. El hombre y la mujer acarician y contemplan este racimo como si fuera su propio hijo. Sus expresiones irradian energía positiva y transpiran de alguna forma un sentimiento paternal o en otras palabras un sentimiento de amor. En el fondo de la imagen podemos ver un terreno amplio de pasto. Un terreno limpio que debería estar rodeado de árboles. Estos jóvenes visionarios vieron la oportunidad de sembrar un árbol en un lote que seguramente en varios años va a estar poblado por estos. Este enorme aporte se ve que los está llenando por dentro. Cuando en algún momento de fruto, van a sentir una satisfacción enorme de su trabajo.